Frutas de hueso: cómo conservar su valor hasta el destino final en la campaña 2025

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Cada temporada, las frutas de hueso se convierten en las verdaderas protagonistas del mercado español. Su jugosidad, frescura y calidad visual las hacen muy valoradas, pero también increíblemente sensibles durante el transporte y almacenamiento. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, su producción representa un porcentaje clave del total de fruta fresca comercializada cada año.

Melocotones, nectarinas, albaricoques, ciruelas y paraguayos comparten un desafío común: llegar al consumidor final con la misma calidad con la que salen del campo. Y eso, lamentablemente, no siempre ocurre.

Las frutas de hueso tienen un ciclo de vida postcosecha corto y unas condiciones de conservación muy exigentes. Estos son los principales factores de riesgo:

  • Alta sensibilidad al etileno, que acelera su maduración.
  • Estructura frágil que facilita daños físicos y entrada de patógenos.
  • Elevado contenido en agua y azúcares que propicia la proliferación de hongos y bacterias.
  • Riesgo de pérdida de firmeza, sabor y color.
  • Necesidad de una temperatura y humedad estrictamente controladas.

Un mal manejo puede reducir su vida útil en más de un 30%. Según la FAO – Plataforma sobre pérdidas y desperdicio alimentario, más del 45% de las frutas y hortalizas se pierden antes de llegar al consumidor.

El deterioro no siempre es visible de inmediato, pero es progresivo e inevitable si no se actúa a tiempo. Algunos ejemplos:

Pierde firmeza rápidamente, aparecen manchas marrones y su textura se vuelve harinosa

Se ablanda desde el interior, pierde aroma y aparecen zonas acuosas con moho.

Genera una capa blanquecina, piel arrugada y oxidación interna.

Se vuelve pegajoso y pierde su dulzor característico.

Muestra textura gomosa, zonas hundidas y color apagado.

Un lote deteriorado supone:

  • Pérdidas económicas directas
  • Rechazos en exportación
  • Daño a la reputación de marca
  • Aumento de residuos alimentarios

La solución no está en productos químicos. Hoy, la innovación permite mantener frescura de forma natural y sin residuos. Los filtros KeepCool:

  • Eliminan el exceso de etileno
  • Reducen la presencia de bacterias y hongos
  • Preservan sabor, textura y aroma
  • Alargan la vida útil hasta +5 días
  • Reducen mermas hasta un 40%

Los absorbedores KeepCool se instalan fácilmente en cámaras y actúan desde el primer día. Conservar el valor de las frutas de hueso comienza dentro de tu cámara frigorífica.

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